Infinito
“El ojo del espíritu no puede encontrar, en ninguna parte, más resplandores ni mas tinieblas que en el hombre; no puede fijarse en nada que sea más temible, más complicado, más misterioso y más infinito. Hay un espectáculo más grande que el mar, es el cielo; hay un espectáculo más grande que el cielo, es el interior del alma.
Escribir el poema de la conciencia humana, aunque no fuese más que a propósito de un solo hombre, aunque no fuese más que a propósito del más insignificante de los hombres, sería fundir todas las epopeyas en una epopeya mayor y definitiva. La conciencia es el caos de las quimeras, de las ambiciones, de las tentaciones, el horno de los delirios, el antro de las ideas vergonzosas; es el pandemónium de los sofismas, es el campo de batalla de las pasiones. En ciertos momentos, si se penetra a través de la faz lívida de un ser humano que reflexiona, si se mira detrás de aquella faz, dentro de aquella alma, dentro de aquella oscuridad, se ven allí, bajo el silencio exterior, combates de gigantes como en Homero, peleas de dragones y de hidras y nubes de fantasmas como en Milton, espirales visionarias como en Dante. ¡No hay nada más sombrío que este infinito que el hombre lleva dentro de sí, y con el cual trata desesperadamente de regular las voluntades de su cerebro y las acciones de su vida!.”
Víctor Hugo, Los Miserables, Primera parte “Fantine”, pág. 212-13
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