Fatalidades

“¿Qué le importa? ¿Por qué se preocupan tanto de mí? Probablemente porque perciben que hay en todo eso algo que no pueden comprender. Si se tratara de unas relaciones mundanas corrientes, me dejarían tranquilo, pero advierten que la cosa es seria, que no se trata de un simple capricho y que quiero a esa mujer más que a mi vida. Y, como no conciben que pueda sentir por ella lo que siento, se irritan. Sea cual fuere nuestra suerte, nosotros nos la hemos creado y no nos lamentamos (pensaba, incluyendo a Ana en ese “nosotros”). Y los demás se obstinan en enseñarnos a vivir. No tienen idea de lo que es la felicidad, ignoran que sin ese amor no habría para nosotros ni alegría ni dolor en el mundo, y la vida misma no existiría.”
Lev Tolstoi, Ana Karenina, Primera parte, pág. 193