martes, febrero 28, 2006

Historia


"Que lo crea o no, me importa bien poco.
Mi abuelo se lo narró a mi padre;
mi padre me lo ha referido a mí,
y yo te lo cuento ahora,
siquiera no sea más que por pasar el rato."
Gustavo Adolfo Bécquer, Leyendas, "La cruz del diablo"

miércoles, febrero 22, 2006

Moraleja


"Sin embargo, no dejé correr mucho tiempo las lágrimas, sino que con el temor de que encima Menelao, nuestro pasante, para colmo de mis males, me encontrara solo en la posada, recogí mi equipaje y triste arrendé un rincón apartado y próximo al mar. Allí estuve tres día encerrado reconsiderando sin cesar mi soledad y mi humillación; me golpeaba el pecho, que deshacían los sollozos, y entre suspiros salidos del fondo del alma una y otra vez me decía en voz alta:
- Pues ¿no me ha podido tragar la tierra después de esta calamidad? ¿Ni el mar, tan implacable hasta con los inocentes? Escapé de la justicia, vencí en la arena, maté a mi huésped para después de estos títulos de audacia, quedarme abandonado, mendigando y desterrado, en una posada de una ciudad griega.”
Petronio, Satiricón, pág. 173

sábado, febrero 11, 2006

Infinito


“El ojo del espíritu no puede encontrar, en ninguna parte, más resplandores ni mas tinieblas que en el hombre; no puede fijarse en nada que sea más temible, más complicado, más misterioso y más infinito. Hay un espectáculo más grande que el mar, es el cielo; hay un espectáculo más grande que el cielo, es el interior del alma.
Escribir el poema de la conciencia humana, aunque no fuese más que a propósito de un solo hombre, aunque no fuese más que a propósito del más insignificante de los hombres, sería fundir todas las epopeyas en una epopeya mayor y definitiva. La conciencia es el caos de las quimeras, de las ambiciones, de las tentaciones, el horno de los delirios, el antro de las ideas vergonzosas; es el pandemónium de los sofismas, es el campo de batalla de las pasiones. En ciertos momentos, si se penetra a través de la faz lívida de un ser humano que reflexiona, si se mira detrás de aquella faz, dentro de aquella alma, dentro de aquella oscuridad, se ven allí, bajo el silencio exterior, combates de gigantes como en Homero, peleas de dragones y de hidras y nubes de fantasmas como en Milton, espirales visionarias como en Dante. ¡No hay nada más sombrío que este infinito que el hombre lleva dentro de sí, y con el cual trata desesperadamente de regular las voluntades de su cerebro y las acciones de su vida!.”
Víctor Hugo, Los Miserables, Primera parte “Fantine”, pág. 212-13

lunes, febrero 06, 2006

Esperanzas


" Bendito sea el año, el punto, el día,
la estación, el lugar, el mes, la hora
y el país, en el cual su encantadora
mirada encadenóse al alma mía.

Bendita la dulcísima porfía
de entregarme a ese amor que en mi alma mora,
y el arco y las saetas, de que ahora
las llagas siento abiertas todavía.

Benditas las palabras con que canto
el nombre de mi amada; y mi tormento,
mis ansias, mis suspiros, y mi llanto.

Y benditos mis versos y mi arte
pues la ensalzan, y, en fin, mi pensamiento,
puesto que ella tan solo lo comparte. "

Francesco Petrarca, "Bendito sea el año"

miércoles, febrero 01, 2006

Interior


“No temamos nunca a los ladrones ni a los asesinos; éstos son los peligros exteriores, los pequeños peligros. Temámonos a nosotros mismos. Los prejuicios, éstos son los ladrones; los vicios: éstos son los asesinos. Los grandes peligros están dentro de nosotros. ¡Qué importa lo que amenaza nuestra cabeza o nuestra bolsa! Pensemos sólo en lo que amenaza nuestra alma.”
Víctor Hugo, Los Miserables, Primera parte “Fantine”, pág. 39