lunes, mayo 30, 2005
viernes, mayo 27, 2005
Despedida
"Cuando de pronto a media noche oigas
pasar una invisible compañía
con admirables músicas y voces -
no lamentes tu suerte, tus obras
fracasadas, las ilusiones
de una vida que llorarías en vano.
Como dispuesto desde hace mucho tiempo, como un valiente,
saluda, saluda a Alejandría que se aleja.
Y sobre todo no te engañes, nunca digas
que es un sueño, que tus oídos te confunden;
a tan vana esperanza no desciendas.
Como hombre preparado desde tiempo atrás,
Como dispuesto desde hace mucho tiempo, como un valiente,
como quien digno ha sido de tal ciudad,
acércate a la ventana con firmeza,
y escucha con emoción, mas nunca
con lamentos y quejas de cobarde,
goza por vez final los sones,
la música exquisita de esa tropa divina,
y despide, despide a Alejandría que así pierdes."
Konstantino Kavafis, El dios abandona a Antonio, XXVI
jueves, mayo 26, 2005
Pérdida
"Tantas cosas suceden sin que nadie se entere ni las recuerde. De casi nada hay registros, los pensamientos y movimientos fugaces, los planes y los deseos, la duda secreta, las ensoñaciones, la crueldad y el insulto, las palabras dichas y oídas y luego negadas o malentendidas o tergiversadas, las promesas hechas y no tenidas en cuenta, ni siquiera por aquellos a quienes se hicieron, todo se olvida o prescribe, cuanto se hace a solas y no se anota y también casi todo lo que no es solitario sino en compañía, cuán poco va quedando de cada individuo, de qué poco hay constancia, y de ese poco que queda tanto se calla, y de lo que no se calla se recuerda después tan solo una mínima parte, y durante poco tiempo, la memoria individual no se transmite ni interesa al que la recibe, que forja y tiene la suya propia. Todo el tiempo es inútil, cuanto acontece, cuanto entusiasma o duele en el tiempo se acusa sólo un instante, luego se pierde y es todo resbaladizo como la nieve compacta y como lo es para el niño su sueño de ahora, de este mismo instante. Todo es para todos como yo para él ahora, una figura casi desconocida que lo observa desde el umbral de su puerta sin que él se entere ni vaya a saberlo nunca ni vaya por tanto a acordarse, los dos viajando hacia nuestra difuminación lentamente. Es tanto más lo que sucede a nuestras espaldas, nuestra capacidad de conocimiento es minúscula, lo que está más allá de un muro ya no lo vemos, o lo que está a distancia, basta con que alguien cuchichee o se aleje unos pasos para que ya no oigamos lo que está diciendo, y puede que nos vaya la vida en ello, basta que no leamos un libro para que no sepamos la principal advertencia, no podemos estar más que en un sitio en cada momento, e incluso entonces a menudo ignoramos quiénes nos estarán contemplando o pensando en nosotros, quién está a punto de marcar nuestro número, quién de escribirnos, quién de querernos o de buscarnos, quién de condenarnos o asesinarnos y así acabar con nuestros escasos y malvados días, quién de arrojarnos al revés del tiempo o a su negra espalda, como pienso y contemplo yo a este niño sabiendo más de él de lo que él sabrá nunca sobre el que fue esta noche."
Javier Marías, Mañana en la batalla piensa en mí, pág. 76- 77
martes, mayo 24, 2005
Silencio
"Desde que tú te fuiste yo siento la amargura
Infinita de haberte callado tantas cosas,
De haber callado, mártir, esa blanda ternura
Que oculté como pueden ocultarse las rosas;
Y de no haberte dicho las palabras fragantes
Que llevaba en la boca, calladas y sumisas,
Que esperé tantas veces que salieran vibrantes
Y que siempre se helaron en una cruel sonrisa.
Ahora que tú te fuiste sufro el dolor intenso
De haber callado, mártir de mi mismo, el inmenso
Tesoro de la dulzura que floreció en mi amor…
Pero se que si un día volvieras a mi vida,
Al buscar vanamente las palabras perdidas
Sellaría mis labios el oculto amargor."
Pablo Neruda, El Río Invisible.
lunes, mayo 23, 2005
Tragedia
"Sucede con frecuencia que las tragedias reales de la vida ocurren de una manera tan poco artística que nos hieren por lo crudo de su violencia, por su absoluta incoherencia, su absurda ausencia de significado, su completa falta de estilo. Nos afectan como lo hace la vulgaridad. Sólo nos produce una impresión de fuerza bruta, y nos rebelamos contra eso. A veces, sin embargo, cruza nuestras vidas una tragedia que posee elementos de belleza artística. Si esos elementos de belleza son reales, todo el conjunto apela a nuestro sentido del efecto dramático. De repente descubrimos que ya no somos los actores, sino los espectadores de la obra. O que somos más bien las dos cosas. Nos observamos, y el mero asombro del espectáculo nos seduce"
Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray. Pág. 119
Indiferencia
"SORIN.- ¡Vaya un tipo terco que está usted hecho! ¿es que no puede comprender que alguien sienta deseo de vivir?
DORN.- ¡Eso no es más que inconsciencia! Es ley de la naturaleza que toda vida llegue a su fin.
SORIN.- Razona usted como un hombre satisfecho de su muerte. Como ha visto usted satisfechos sus deseos, toma la vida con indiferencia, sin darle importancia. ¡ Pero cuando se aproxime su hora, también sentirá miedo!
DORN. - El miedo a la muerte es puramente animal. Hay que suprimirlo. Únicamente los creyentes en la vida eterna sienten miedo a morir, porque temen que en la otra vida sean castigados sus pecados. "
Anton P. Chejov, La gaviota, Acto IV, pág. 80
martes, mayo 17, 2005
Tesoros
" Pero si siente usted alguna emoción verdadera, escóndala como un tesoro, no permita que nadie la sospeche, o estará usted perdido. Dejaría de ser el verdugo para convertirse en víctima. Si alguna vez ama, ¡Guarde su secreto!, no lo descubra sin estar antes muy seguro de a quién abre su corazón. Podrá resguardar por anticipado este amor que no existe todavía, aprenda a desconfiar de este mundo. "
Honoré de Balzac, Goriot, el Padre, pág 62
lunes, mayo 16, 2005
Visión
" SEGISM. Ojos hidrópicos creo
que mis ojos deben ser,
pues cuando es muerte el beber
beben más, y desta suerte,
viendo que el ver me da muerte
estoy muriendo por ver.
Pero véate yo y muera,
que no sé, rendido ya,
si el verte muerte me da,
el no verte qué me diera.
Fuera más que muerte fiera,
ira, rabia y dolor fuerte;
fuera muerte, desta suerte
su rigor he ponderado,
pues dar vida a un desdichado,
es dar a un dichoso muerte. "
Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño, Escena II, pág. 94
domingo, mayo 15, 2005
Libertad
"Calígula- Entonces hay dos clases de felicidad y yo he elegido la de los asesinos. Pues soy feliz. Hubo un tiempo en el que creí haber llegado al límite del dolor. Pues bien, no, todavía es posible ir más lejos. En el confín de esta comarca hay una felicidad estéril y magnífica. (Cesonia se vuelve hacia él.) Me río, Cesonia, cuando pienso que durante varios años Roma entera evitó pronunciar el nombre de Drusila. Pues Roma se equivocó durante esos años. El amor no me basta: eso es lo que comprendí entonces. Es lo que comprendo también hoy, al mirarte. Amar a una persona es aceptar envejecer con ella. Yo no soy capaz de este amor. Drusila vieja era mucho peor que Drusila muerta. Suele creerse que un hombre sufre porque la persona a quien amaba muere un día. Pero su verdadero sufrimiento es menos fútil: es advertir que tampoco la pena dura. Hasta el dolor carece de sentido. Ya ves, yo no tenía excusa; ni siquiera la sombra de un amor, ni la amargura de la melancolía. No tengo coartada. Pero hoy soy más libre que hace años, libre del recuerdo y de la ilusión. (Ríe apasionadamente.) ¡Sé que nada dura! ¡Saber esto! Sólo dos o tres en la historia hemos pasado por esta experiencia, hemos logrado esta felicidad demente. Cesonia, has seguido hasta el fin en una tragedia muy curiosa. Es hora ya de que caiga para ti el telón.
(Pasa de nuevo tras ella y desliza el antebrazo en torno al cuello de Cesonia.)"
Albert Camus, Calígula, Escena XIII, pág. 109-110
sábado, mayo 14, 2005
Amenazas
"No es que carezca de sentido de culpa, pero la verdad es que no me atormento. Las sensaciones llegan y se van, son aves migratorias, y cuando vuelven, si vuelven, ya no son las mismas [...] Entonces ¿a qué ahogarse en el deber? El deber, al igual que el dolor (¿o será otra filial del dolor?) es un cepo. Esto hay que saberlo de una vez para siempre, si queremos que su gesto amargo, rencoroso, no nos sorprenda para siempre. [...] Es obvio que el futuro está lleno de amenazas, de riesgos, de inseguridades, pero yo creo (de creer en y de crear), para mi uso personal, un cielo despejado. De lo contrario, el goce se me gasta antes de tiempo. Vos te aferrás al instante, ése es tu estilo. Mi instante, en cambio, quiere ser prólogo de otro, aunque lo más probable es que luego ese otro instante no comparezca. Algo o alguien puede matar mi futuro, pero que sepas que mi futuro no es suicida"
Mario Benedetti, "Vaivén", Despistes y franquezas, pág 118-119.
viernes, mayo 13, 2005
Relatividad
"Ahora, después de escuchar a Chiara o a Giovanna Zanon, descubría que la verdad depende siempre de la perspectiva de quien la formula, descubría que la verdad particular de cada uno puede falsear los hechos o no entenderlos o desvirtuarlos en su beneficio, descubría que nadie es infalible ni omnisciente ni siquiera bienintencionado, y este descubrimiento me afianzaba en la suspicacia, que quizá sea un estado perfecto de lucidez, además de un estado constante de desesperación."
Juan Manuel de Prada, La tempestad, pág. 159
Identidad
"NORA: - No creo ya en eso. Creo que, ante todo, soy un ser humano, igual que tu..., o, cuando menos, debo intentar serlo. Sé que la mayoría de los hombres te dará la razón, Torvaldo, y que están impresas en los libros ideas tales. Pero ya no puedo pararme a pensar en lo que dicen los hombres ni en lo que se imprime en los libros. Es menester que por mí misma opine sobre el particular, y que procure darme cuenta de todo."
Henrik Ibsen, Casa de muñecas, pág. 92
jueves, mayo 12, 2005
Accidentes
"Entonces comprendió el claramente, por primera vez, lo que no había podido captar bien después de la bendición nupcial, a saber: que el límite que les separaba era intangible, y que nunca podría saber dónde comenzaba y dónde y dónde terminaba su propia personalidad. Aquél fue un doloroso sentimiento de escisión interior. A punto de ofuscarse, comprendió en seguida que Kitty no podía ofenderle de ninguna manera, desde el momento que ella formaba parte de su propio "yo". Así, por ejemplo, nos ocurre alguna vez que sentimos en la espalda un dolor muy vivo. Nuestra reacción más inmediata es la de volvernos, creyendo que nos han dado un golpe; ávidos de venganza, vemos que no hay nadie y, convencidos de que ha sido un accidente, tenemos que soportar en silencio el mal que nosotros mismos nos hemos hecho."
Lev Tolstoi, Ana Karenina, Vol. 2, pág 48
Regreso
" - Todos los sueños con pájaros son de buena salud - dijo.
Lo vio desde la misma hamaca y en la misma posición en la que la encontré postrada por las últimas luces de la vejez, cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas dispersas el espejo roto de la memoria. Apenas si distinguía las formas a plena luz, y tenía hojas medicinales en las sienes para el dolor de cabeza eterno que le dejó su hijo la última vez que pasó por el dormitorio. Estaba de costado, agarrada a las pitas del cabezal de la hamaca para tratar de incorporarse, y había en la penumbra el olor de bautisterio que me había sorprendido la memoria del crimen."
Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada, pág. 15
miércoles, mayo 11, 2005
Remordimientos
Para ser un hombre fuerte es necesario que un sentimiento superior haga de todas las partes del alma un bloque compacto sin una sola grieta y, sobre todo, que la conciencia no se autoanalice, que halle al mal una justificación o, al menos, que acepte una forma de perdón. La conciencia de culpa es destructora. El que carece de ella, o el que admite la realidad del perdón objetivo se libra de sus efectos. Pero en nuestro tiempo esas formas de alma son escasas, o se dan solo en hombres primitivos e insignificantes. Sabemos demasiado, y no podemos escapar al saber de nosotros mismos, por mínimo que sea. Hemos perdido defensas contra el mal. Difícilmente puede un hombre hoy creer que sus manos solo hacen bien, porque el mal es evidente, entonces se acude a las justificaciones sonoras, en las que no creen más que los imbéciles. Se hace mal en nombre de las cosas sublimes, en nombre de la humanidad futura, en nombre del bienestar, de lo que sea. Pero el que lo hace, cuanto más grande y más poderoso sea, más necesita engañarse a sí mismo, convencerse de que cree en aquello que le sirve de justificación, porque en el momento en que deje de creer le comerán los monstruos de su propia alma. Quítales la acción, déjales a solas consigo mismos, y verás como se destruyen. No hay opción, o engañarse, o hacer cara a la realidad y perder toda posibilidad de acción"
Gonzalo Torrente Ballester, Los Gozos y las Sombras, pág. 450.
Soluciones
"Escuchen ustedes - comenzó el joven -. Esta es una época de servicios y les voy a mostrar el más perfecto que existe. Tenemos intereses en diferentes lugares y, en consecuencia, se inventaron los trenes. Los trenes nos separan, como es natural, de nuestros amigos, y se crearon los telégrafos a fin de comunicarnos rápido y a gran distancia. Hasta los hoteles disponen ahora de ascensores para ahorrarnos subir algunos cientos de escalones. Todos sabemos que la vida es el teatro en el que hacemos de bufón mientras nos entrega el papel. Faltaba un servicio más a la comodidad moderna: una manera fácil y decente de salir de escena, una escalera trasera a la libertad o, como dije antes, una puerta secreta de la muerte."
Robert Louis Stevenson, El Club de los suicidas, pág. 22
Paciencia
"Considero a la vida como una posada en la que tengo que quedarme hasta que llegue la diligencia del abismo. No sé a dónde me llevará, porque no sé nada. Podría considerar esta posada una prisión, porque estoy compelido a aguardar en ella; podría considerarla un lugar de sociabilidad, porque aquí me encuentro con otros. No soy, sin embargo, ni impaciente ni vulgar. Dejo a lo que son a los que se encierran en el cuarto, echados indolentes en la cama donde esperan sin sueño; dejo a lo que hacen a los que conversan en las salas, desde donde la música y las voces llegan cómodas hasta mí. Me siento en la puerta y embebo mis ojos en los colores y en los sonidos del paisaje, y canto lento, para mí solo, vagos cantos que compongo mientras espero"
Fernando Pessoa, Libro del desasosiego, pág 30.
domingo, mayo 08, 2005
Verdad
"La verdad es un cuchillo afilado, la verdad es una llaga incurable, la verdad es un ácido corrosivo. Por eso durante los días de su juventud y de su fuerza, el hombre huye de la verdad hacia las casa de placer y se ciega con el trabajo y con una actividad febril, con viajes y diversiones, con el poder y las destrucciones. Pero viene un día en que la verdad lo atraviesa como un venablo y ya no siente más el júbilo de pensar o trabajar con sus manos, sino que se encuentra solo, en medio de sus semejantes, y los dioses no aportan ningún alivio a su soledad. "
Mika Waltari, Sinuhé el egipcio, pág 6.
sábado, mayo 07, 2005
Peso
Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Este es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht).
Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.
¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?
La carga más pesada nos destriza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.
Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real solo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.
Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?
Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes e Cristo. A su Juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz- oscuridad; sutil- tosco; calor- frío; ser- no ser. Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos puede parecernos puerilmente simple. Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad?
Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo.
¿Tenía razón o no?. Es una incógnita. Solo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones.
Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.
¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?
La carga más pesada nos destriza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.
Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real solo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.
Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?
Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes e Cristo. A su Juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz- oscuridad; sutil- tosco; calor- frío; ser- no ser. Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos puede parecernos puerilmente simple. Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad?
Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo.
¿Tenía razón o no?. Es una incógnita. Solo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones.
Milan Kundera La insoportble levedad del ser, páginas 8-9